Una minoría de Anoeta cantó el domingo ‘Griezmann muérete’ durante el encuentro entre Real y Atlético. Fueron muy pocos los que lo hicieron y rápidamente fueron acallados por el resto del estadio que les pitó. Tampoco era la primera vez que se cantaba eso en el estadio de Amara desde que el francés dejó la Real.

En esta ocasión Mikel Oyarzabal se fue tras el pitido final del encuentro al fondo de Anoeta donde se ubica Bultzada y les pidió explicaciones con cara de pocos amigos. Allí le dijeron que no fue el grupo, mediante la persona que se encarga del micrófono, quien inició esos cánticos.

El capitán realista probablemente tratase algún otro tema también viniendo la Real de donde viene. El jueves Oyarzabal, en sus quejas a la UEFA por los incidentes de los ultras belgas en Anoeta, dijo en los micrófonos de la prensa que los radicales del Anderlecht habían quedado para pegarse aquí pero que no pudieron porque la policía se enteró. No hace falta ser un experto en el tema para saber, si había pelea organizada, con quién habían quedado los belgas.

Lee también