Aunque tratase de ir de amigote en los minutos previos al partido, acercándose al banquillo del Barça para charlar con los internacionales e incluso con el propio Hansi Flick, que le conoce bien por haberle visto a menudo con el Bayern de Múnich, Bryan Zaragoza se está convirtiendo en el peor enemigo de los azulgrana. En sus últimos 28 partidos de LaLiga, contando el paréntesis de la Bundesliga, ha visto puerta en 6 partidos, en dos con el Barça enfrente. De una forma más concluyente, el delantero rojillo ha anotado 7 goles en este tiempo, tres de ellos al equipo culé. Más que una pesadilla, todo un horror que será recordado.

Cedido por el Bayern hasta final de temporada por 250.000 euros y antes de ejecutar y disfrutar su malévolo plan, Bryan Zaragoza saludó a los culés con los que ha ido coincidido en la selección. Llegó a sentarse un momento en el banquillo y se le vio charlar con Balde y Lamine Yamal. Flick se le aproximó y le saludó afectuosamente. El técnico le conoce bien de acudir al palco del Allianz Arena y porque alguien le debió advertir que la pasada campaña, en Los Cármenes, le hizo un traje a medida al Barça marcando un doblete en la primera parte, en el primer minuto y a la media hora. 

Aquella exhibición le llevó al día siguiente a la selección española absoluta para sustituir al lesionado Yéremy Pino. Días después jugaba contra Escocia. Su espectacular puesta en escena acabó convenciendo a los alemanes, que sacaron el talonario y extendieron un cheque por los 15 millones de su cláusula de rescisión.

Otra vez, en una primera parte des un desconcierto terrible, Bryan Zaragoza ajustició a los azulgrana. Fue su verdugo. Lo primero que hizo fue asistir a Budimir con un centro preciso y a media altura para que desprecintase el marcador. No saciado con haber mostrado el camino de la victoria, el malagueño anotó el 2-0 que fue una lección técnica, táctica y física. Un balón en largo lo aprovechó por velocidad para plantarse enfrente de Iñaki Peña, a quien dribló pisando el balón y cruzando el balón. Un tanto y un pase de gol. 

Su primer tanto en esta Liga, aunque no su primera asistencia, porque ya dio una ante el Celta. Al ser sustituido, no pudo disimular una gesto de contrariedad. Su juego fluía y se sentía bien ante su víctima favorita, algo que le recordarán la próxima temporada si sigue en Pamplona o en LaLiga

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