Pablo Páez Gavira, Gavi, vivió anoche uno de los días más especiales desde que en 2015, con solo 11 años, ingresó en La Masia para cumplir su sueño de jugar en el primer equipo del Barça. Once meses y un día después de su grave lesión en la rodilla derecha con la selección en Valladolid, el centrocampista de Los Palacios volvió a jugar unos minutos defendiendo la camiseta del Barça. Atrás quedaban muchos meses de tristeza, sufrimiento, días grises y trabajo, mucho trabajo, para volver a sentirse futbolista, que es lo que más le gusta al sevillano. “Lo que más he echado de menos ha sido no poder jugar al fútbol”, admitía tras el partido ante las cámaras de Movistar LaLiga.

Fue un día de emociones fuertes para Gavi. Aunque ya sabía desde varios días atrás que ante el Sevilla entraría en la convocatoria, la oficialidad llegó pasadas las 12 del mediodía, después del entrenamiento de activación, justo antes de que el equipo quedara concentrado en su hotel. Las emociones fueron subiendo de voltaje a medida que fue avanzando el día, primero con la llegada del autocar a Montjuïc, luego durante el calentamiento y más tarde con el inicio del partido. Era el día de Gavi y tanto la afición, que respondió en masa llenando las gradas -se dieron cita 47.848 espectadores-, como el equipo, que a la media parte ya le había metido tres al Sevilla, pusieron todo de su parte para que la noche fuera redonda para el sevillano después de todo el sufrimiento que le ha tocado vivir en los últimos meses.

Los decibelios subieron en el minuto 64. Gavi saltó a calentar y la afición respondió con una sonora ovación, que el sevillano agradeció con aplausos. Diecinueve minutos después, el canterano fue llamado por Flick para entrar al campo. Se llevó un sentido abrazo del técnico alemán, antes de darle las últimas consignas y un beso del delegado Antonio Alonso, que anunció su sustitución por Pedri. El canario, uno de los amigos de Gavi en el vestuario y uno de sus sustentos durante este periodo de rehabilitación, le cedió el brazalete de capitán y se fundió en un abrazo con él. Fue la antesala del subidón de adrenalina que Gavi recibiría de los culés, que aplaudieron a rabiar y corearon el nombre de Gavi con gran entusiasmo, conscientes de que el Barça recuperaba a su pulmón casi un año después, y justo en el inicio de una semana que puede marcar el devenir del equipo, tanto en la Champions como en LaLiga. “Llevo soñando con este momento muchos meses. Estoy muy feliz”, reconocía Gavi ante los micrófonos de Movistar y Barça One tras el partido y después de haberse llevado los aplausos de sus propios compañeros sobre el césped. “Estoy agradecido a mis compañeros porque me lo han hecho todo más fácil”, dijo el andaluz, que también reconoció que “lo peor ha sido no estar con el equipo” durante todo su tiempo de baja.“Ver a tu equipo desde fuera, cada partido, es muy duro. Hay que disfrutar cada momento y valorar las cosas. Eso es algo que también he aprendido y me siento muy afortunado por estar hoy aquí”, sentenció Gavi, que desde ya es un capitán más, lleve o no brazalete.

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