De pronto, a las puertas del final del mercado de verano, cumpleaños de Deco y de Bojan. Uno, 47. El otro, 34. Si los ejecutivos máximos responsables del primer equipo del Barça han hecho su trabajo, que lo celebren con quien quieran y donde quieran, en Oporto o en Linyola. 

Lo importante es la plantilla que le queda el Barça. Y ellos dos se reunieron con Hansi Flick, y apostaron por él, tras la puñalada a Xavi que no cometieron ellos. En cuanto a fichajes, Deco se puso terco en que el Barça necesitaba más a Dani Olmo que a Nico Williams, que parece ser que era la primera opción de Laporta. Por ahora, tras los tres partidos de Flick y los primeros 45 minutos de Olmo, el barcelonismo se ha ilusionado con las dos incorporaciones. A pocas horas del cierre de mercado, sin embargo, hay un dato que el liderato liguero no debería ocultar. Al Barça le queda una plantilla de 22 jugadores.

Hoy por hoy, quedan tres dorsales sin dueño en la plantilla. El 22 de Gündogan, el 15 de Lenglet y el 12 que sigue huérfano. O, lo que es lo mismo, respecto al equipo del año pasado se han ido siete jugadores del primer equipo (Joao Cancelo, Marcos Alonso, Sergi Roberto, Oriol Romeu, Gündogan, Joao Félix y Vitor Roque) y se han incorporado ocho, algunos de los cuales son canteranos que la temporada pasada jugaban con el dorsal del filial. Son Cubarsí, Lamine Yamal y Casadó, además de los recuperados Eric, Pablo Torre y Ansu Fati , y los dos fichajes: Víctor y Olmo. Si el curso pasado el Barça tenía la plantilla más corta de los últimos 30 años, en la actual queda casi igual de temeraria. Aunque públicamente Flick no se queje, sabe que 22 fichas son pocas para intentar ganar los cuatro títulos