Iker Muniain ya realizó los trámites en el Aeropuerto de Ezeiza y ya está volando a España. Un grupo de periodistas le pregunta sobre la posibilidad de jugar en San Lorenzo y él contesta: «Vuelvo a Bilbao, vamos a analizar todo y a ver lo que pasa en estos días». Le insisten al ex Bilbao, le preguntan puntualmente sobre el Ciclón y responde: «No es momento de profundizar en eso. Lo que ha pasado, ha pasado. Ahora vamos a analizarlo unos días con la familia y vamos a ver qué sucede».

Queda muy claro que Muniain no quería dar detalles. Ni siquiera mencionó la palabra San Lorenzo. Cumplió a la perfección con su discurso evasivo y se fue. Los hinchas del equipo del Papa Francisco, que tanto se habían ilusionado y esperaban un «sí» durante el viernes, ahora quedan llenos de dudas, mucho más cerca de la desazón que de la esperanza.

Desde la dirigencia de San Lorenzo contaron que a la primera oferta Muniain contestó pidiendo más dinero. Y el club argentino le respondió con una segunda propuesta. El de Pamplona prometió dar una respuesta en los primeros días de la semana que viene. Las versiones son múltiples. Por lo pronto, públicamente Muniain no se mostró entusiasmado como dicen desde San Lorenzo se lo vio en la intimidad. A esperar entonces.

San Lorenzo es un club gigante, uno de los cinco grandes de Argentina, pero vive una realidad económica y política dura. Un «no» de Muniain ante las expectativas generadas sería otro duro golpe para una dirigencia cuestionada. Muniain no nombró a San Lorenzo, pero sí remarcó que le encanta la pasión del fútbol argentino y que le gustó mucho Buenos Aires, tanto sus clásicos lugares como su gastronomía. ¿Elegirá al Ciclón como excusa para disfrutar a fondo en el país de los campeones del mundo?