El milagroso suplemento de los atletas olímpicos está en tu despensa

Espuelazo Puro
«Si todos los demás lo están usando…», se dijo a sí mismo Marco Arop, plata olímpica en los 800 metros en París 2024. «Y su rendimiento ha sido maravilloso», constataba ante los periodistas después de su carrera por el metal en unos Juegos Olímpicos muy rápidos en las pruebas de distancia. En total, se batieron seis de 12 récords olímpicos para las carreras compuestas entre el 800 y el maratón. La pista era nueva, las zapatillas dieron otra vuelta de tuerca a su tecnología, pero había otro secreto detrás más mundano detrás de este pico de rendimiento: bicarbonato de sodio, más conocido como baking soda, o polvos para hornear (a veces mal definidos en España como levadura, si bien no son lo mismo).
Un artículo de The Telegraph estima que casi un 80% de los corredores de élite usan este suplemento hasta ahora desconocido fuera del mundo profesional. «Es polvo dorado», dice un entrenador bajo condición de anonimidad. «Cambia las normas del juego», añade un atleta. La fórmula ganadora, en concreto, es de la firma sueca Maurten, que para una solución barata en el supermercado cobra a más de 15 euros cada dosis. Aunque es relativamente cara, ahora un estudio científico avala su receta de éxito.
Evidentemente, es un estudio que hay que coger con pinzas, ya que compara a atletas cuando han usado la fórmula de la compañía sueca con instancias en las que se les administró un placebo. El estudio liderado por Eli Spencer Shannon, de la Universidad Edge Hill en la Gran Bretaña, presenta unos incrementos del rendimiento del 1,4% en ciclistas en una contrarreloj de 40 kilómetros, lo que permitiría una mejora de un minuto a lo largo de un recorrido de una hora extrapolando los resultados.

Dos atletas corren encima en una pista de atletismo
Hace año y medio, Maurten sacó al mercado su fórmula de bicarbonato preparada para evitar los efectos negativos de los polvos convencionales. Lo hizo con el respaldo de referentes del deporte como Kilian Jornet, Primoz Roglic y Joshua Cheptegei, convencidos con el resultado de años de trabajo. En su formato simple, en las casas españolas el mítico sobre de polvos Royal, el bicarbonato de sodio se mostraba demasiado agresivo con el aparato digestivo, contrarrestando sus propiedades como suplemento energético para el mayor rendimiento deportivo.
Que el bicarbonato era un suplemento natural para la mejora del rendimiento deportivo nunca estuvo en duda desde los años 80, si bien el problema era cómo atacar sus efectos indigestos, desde los ataques de diarrea hasta otros problemas como las rampas o la hinchazón y el malestar. Algunos atletas se arriesgaron a estos efectos durante años, si bien la mayoría optó por no dejarlo todo al azar de estos efectos negativos.
La solución de Maurten, en principio, usa microcápsulas de bicarbonato de sodio dentro de un hidrogel que ayuda a enviarlas al intestino sin afectar al estómago, evitando revolver el mismo y liberando los polvos mágicos en el sitio preciso para mejorar el rendimiento sin temor a pérdidas por sus efectos secundarios.
La compañía aduce a que esta nueva solución es capaz de igualar el terreno de competición, ya que antes había quienes toleraban el bicarbonato de sodio tal cual y ahora esto permite que todo el mundo pueda consumirlo sin padecer efectos secundarios que puedan arruinar una carrera concreta. «El feedback de los atletas ha sido increíble, y esto es como los super tacos o la aerodinámica», comenta Herman Reuterswärd, responsable de comunicación de la compañía sueca, sin rehuir del debate moral y filosófico de fondo. «No hemos inventado el bicarbonato de sodio. Sí, mejora el rendimiento, ¿pero era justo que solo pudieran usarlo algunos? Esto iguala el terreno de juego«, añade en la pieza de The Telegraph.
Hay quienes aducen que este nuevo estudio y los que vendrán puede terminar de convencer a otros deportistas y deportes enteros de que el bicarbonato es la siguiente tendencia obligatoria para llevar todavía más lejos el rendimiento a nivel deportivo. Según aquellos que lo han probado, es una fórmula que podría trasladarse al fútbol, a la natación y a la mayoría de deportes, ya que los números y la ciencia parecen respaldar que la mejora no es por picos cortos de rendimiento, sino más generalizada durante esfuerzos prolongados en el tiempo.
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