Podía suceder porque ya se había dado una circunstancia similar en la pasada edición, pero la decisión esta vez del Fraikin BM Granollers pilló por sorpresa a la organización, la Federació Catalana d’Handbol (FCH), y al propio Barça, que se encontró con un rival muy diferente al que hubiera esperado, y deseado.

El Granollers se presentó a la final de la Supercopa de Catalunya, en Esplugues, con un combinado de jugadores juveniles y júnior, que formarán la base del segundo equipo vallesano, de Primera Nacional. 

Mientras los azulgrana presentaban a su equipo de gala, delante un rival muy inferior ya que el primer equipo del Granollers se quedó en casa preparando la eliminatoria de Europa League contra el IFK Kristianstad sueco.

La ida es el próximo sábado día 31 de agosto, en cancha sueca. En juego está entrar en la fase de grupos de la segunda competición continental. Ese mismo día el Barça afronta las ‘semis’ de la Supercopa Ibérica, en Torrelavega, contra el Porto portugués. 

«Ha vuelto a pasar, no es bueno para nadie», señalaba Joan Marín, responsable de la sección. Antonio Rama, entrenador del Granollers, explicaba la decisión basándose en la trascendencia de la eliminatoria con el Kristianstad.

En definitiva, una final fiasco, que merecería una reflexión y un estudio sobre la conveniencia de fechas.