El Girona logró su primera victoria de la temporada en su primer partido de la campaña frente a su afición y frente a Osasuna, que no gozó de su mejor día en tierras gerundenses. Bryan Gil, Tsygankov, Abel Ruiz y Stuani dieron paso a la primera fiesta en Montilivi.

Con el cielo despejado como pocas veces, los catalanes estrenaron su primer partido ante su gente con muchas ganas de revertir la situación de las dos primeras jornadas contra Betis y Atlético de Madrid.

El dominio de los locales fue total y absoluto durante los primeros 45 minutos y ya se vieron los primeros minutos de Dovbyk desde el inicio del encuentro, también los de Alejandro Francés, que no había debutado como titular hasta el momento. Míchel cambió el esquema por primera vez en mucho tiempo y presentó un 4-4-2, responsabilizando a Yangel junto a Iván Martín del centro del campo y dejando sentado a Oriol Romeu.

Los gerundenses lograron aquello que pidió el mister en la previa, verticalidad y conectividad. Aunque hasta el minuto 20 no llegó la primera ocasión clara del partido, los ‘gironins’ no dejaron de insistir hasta encontrar agua en el pozo ante un cuadro navarro que, a pesar de mostrarse bien ordenado, no supo tomar el control del juego en, prácticamente, ningún momento del primer tiempo.

Bryan Gil fue el encargado en avisar tras una magnífica jugada individual que obligó a Sergio Herrera lucirse en la foto con una buena estirada. Sin embargo, el extremo no tuvo la misma piedad a los pocos minutos de disputarse la media hora de juego y remató un centro mandado al segundo palo por parte de Tsygankov. Con la puntera de su bota, el cedido por el Tottenham dio la primera alegría de la temporada en casa (34’).

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Lejos de encontrar una reacción rojilla, los ‘blanc-i-vermells’ volvieron a la carga con la misma dinámica, dejando alguna acción más como la de Abel Ruiz, que fregó el palo tras un remate con la testa. Vicente Moreno, que no parecía contentarse con lo que estaba viendo, encaró el pasillo hacia los vestuarios con rostro pensativo.

Sin cambios a la vuelta del ecuador, todo siguió igual, del mismo modo. Un Girona superior se adentró mejor también en el segundo tiempo y liquidó la cita en tres minutos. Una de las tantas pérdidas de Osasuna en campo propio terminó a pies de Tsygankov, que definió a la perfección ante Sergio Herrera con un balón raso y cruzado desde dentro del área (53’).

Por si fuera poco, Abel Ruiz levantó la mano en clase para preguntar a los espectadores si podía marcar el gol de la tarde. Con el sí del público, el delantero se sacó un zapatazo que pocos pudieron seguir con la vista. Se estrenó así el delantero valenciano, dejando muy pocas opciones a su rival (57’).

Fue entonces cuando Vicente Moreno agitó el árbol, pero ya era demasiado tarde. El Girona volvió a casa como tantas noches dio el pasado curso, gustándose con desparpajo y llevando consigo una seña de identidad más que clara. Míchel, algo más tarde, también aprovechó para hacer cambios, entre ellos el de Yaser Asprilla, la nueva estrella en forma de fichaje que pudo debutar ante su nueva afición.

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Poco a poco, con el luminoso evidenciando el dominio local, bajaron algo las pulsaciones. También fue momento de rotar y dar descanso a los más exigidos dentro del césped. A pesar de verse un ritmo, lógicamente por el peso de las piernas, algo menor, a Osasuna le costó generar ante un contrincante muy cómodo. Los navarros lo intentaron con centros, aunque sin fortuna en la entrega.

Aún quedaba un gol más por subir al electrónico. La combinación entre Yaser y Van de Beek terminó con el centro del neerlandés al de siempre, Cristhian Stuani. El uruguayo solo tuvo que empujarla a la vez que el cuarto árbitro señaló los seis de añadido (90’).

Con todo el pescado vendido, el Girona logró su primer triunfo del curso ante un Osasuna que recibió un duro correctivo en su primer encuentro lejos de El Sadar. Los catalanes se quedan séptimos en la tabla con cuatro puntos, los mismos que Osasuna, que se adjudica la duodécima plaza.