1 VALOR PRIMER GOL.

El Barça entró al partido para quitarse el disgusto en Mónaco e hizo lo más importante, marcar primero para ir por delante en el numerador y en el reto psicológico.

Ante un Villarreal cerrado en el habitual 4-4-2, el juego de Pedri fue sublime poniendo en ventaja a todos sus compañeros. El partido pronto dibujó dos escenarios: el del equipo de Flick con pelota y el del submarino amarillo saliendo a puro contragolpe. Y ahí, en esto último fue donde suspendió el conjunto blaugrana dejando a Baena suelto; sin oposición para lanzar sus temibles pases definitivos. Riesgo defensivo sí, pero con inteligencia táctica.

Afortunadamente, para los intereses del F.C.Barcelona, el juego de Pedri y Pablo Torre fue más poderoso que el de Parejo y Comesaña. Con Lamine iluminado (otro magnífico poste) y Lewandowski metido en área local, los dos primeros goles se los apuntó el astuto y flexible delantero polaco.

Era el resultado del mejor fútbol blaugrana y las buenas salvadas de Ter Stegen.

El meta evitó dos goles, encajó el 1-2, obra de Ayoze Pérez, pero en un córner antes de llegar al descanso, cayó lesionado. Gran infortunio y otra prueba psicológica para los azulgrana en el segundo acto.

2 INAMOVIBLE HOJA DE RUTA DE FLICK.

Con un once insospechado y Eric García de mediocentro, atento siempre a ofrecerse y dotar de equilibrio a su equipo, el líder del campeonato liguero siguió atacando pero tratando de no ser tan vulnerable atrás como en el primer tiempo.

Con Iñaki Peña y la defensa tan adelantada, la clave era anticiparse al pasador (casi siempre Baena) o, también, correr antes que el adversario hacia atrás para poder defender hacia delante. Pépé, Ayoze o Yéremi Pino tenían la certeza de que podían ganar la carrera y eso mantenía el partido en la incertidumbre.

Pero lo más importante fue el rendimiento de los respaldados por Flick en este importante partido. De menos a más, Sergi Domínguez y Gerard Martín fueron entendiéndose con Koundé e Iñigo Martínez mientras Pablo Torre seguía hilando fútbol, interno casi siempre, con el portentoso Pedri.

Y la confianza otorgada por Hansi Flick tuvo recompensa: el 1-3 para Pablo al rematar desde el borde del área. No estaba cerrado el resultado porque el partido seguía abierto. Demasiado abierto para los intereses del medio campo blaugrana.

3 EL PASE ESTRATOSFÉRICO.

Iban pasando los minutos y Marcelino fue metiendo banquillo. Lewandowski perdonó un penalti que hubiese colocado el cuarto y, en la siguiente jugada local, Barry mete el segundo con un gran cabezazo.

Estaba en fuera de juego y salvado el 2-3, la maquinaria ofensiva blaugrana volvió a la carga con el mayor de los problemas para Cardona, Bailly, Costa y Kiko Femenía: la inspiración de Lamine Yamal.

El 1-4 lo facturó Raphinha, minuto 74, moviéndose por dentro y de zurda con desvío infortunado para Diego Conde (en el tercero de Pablo Torre también). Y como este Barça siempre quiere más, asistimos a más fútbol, a más Casadó, a más Cubarsí, a más cambios, a más equipo y a lo impensable proporcionado por Lamine.

El gran zurdo se encargó de cerrar el duelo con el pase de LaLiga a Raphinha. Un control, una mirada hacia la carrera del brasileño y pase de exterior con la zurda perfecto, de larga distancia, para que Raphinha no tuviera ni que controlar. Una maravilla técnica.

Se levantaron y cerraron con un broche de oro el partido pero tienen deberes defensivos.

Lee también