Ante el Valladolid no mejoró, ni muchísimo menos, pero se agarró a un gol de Peque al filo del descanso y al chispazo salvador de Ejuke para salvar los muebles y respirar ahora que se le empina el calendario, con la visita a San Mamés y el derbi ante el Betis antes del segundo parón.

Sin la referencia de su delantero Isaac Romero, que no se recuperó a tiempo del esguince de tobillo que sufrió ante el Alavés, García Pimienta presentó en su once a los suyos la alegría de la inclusión de Jesús Navas. La leyenda sevillista lucha contra una lesión crónica de cadera que le hace dosificar sus esfuerzos, pero en esta ocasión, como hace catorce días ante el Getafe, quiso liderar a su equipo en busca de la segunda victoria, aunque el palaciego esta vez no estuvo acertado.

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Y es que a este Sevilla tan falto de calidad le cuesta una enormidad hacerse respetar ante sus rivales, sea el que sea. El Valladolid es un recién ascendido que salió con la lección aprendida: acumular hombres en la zona de iniciación del Sevilla para no dejarlo salir con balón. El resultado fue una primera parte soporífera con un equipo local impotente para llevar peligro y que cuando llegaba a las inmediaciones del área rival salían a relucir las carencias. Iheanacho, el sustituto de Isaac, no daba una a derechas. El nigeriano, que tiró también un balón claro a las nubes, llegó a rematar un centro de Lukébakio hacia atrás y el único intento con cierto peligro fue un zurdazo de Saúl a bote pronto tras un rechace que lamió el larguero.

Sin embargo, un golpe de suerte sonrió al Sevilla antes del descanso tras una serie de rebotes y malos despejes de los defensas rivales en el área del Valladolid que acabó con un centro atrás de Lukébakio que embocó Peque al alimón con David Torres en su intento de despejar.

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En la segunda mitad las cosas se torcieron pronto, primero con la lesión de Saúl e inmediatamente después con el empate pucelano, obra de Kike Pérez en un fallo defensivo en cadena. Llegaron las prisas, Peque tuvo el segundo solo ante Hein, pero finalmente fue Ejuke en una gran acción el que decidió con un sutil remate cruzado. Todavía habría más sufrimiento con la expulsión de Marcao. Pero es lo que toca. Este Sevilla está hecho para sufrir.