El reconocido empleado de los organismos de seguridad del Estado ruso Vladímir Záitsev, coronel del Comité de Seguridad del Estado soviético (KGB) que dirigió las detenciones de importantes agentes estadounidenses, ha fallecido a los 77 años, informa la Asociación Internacional de Veteranos de la Unidad Antiterrorista Alfa.

La leyenda de las fuerzas especiales nació el 19 de marzo de 1948 en la provincia de Moscú y, entre 1967 y 1969, fue militar del Grupo de Fuerzas Soviéticas en Alemania. Durante más de veinte años, desde 1972, Záitsev sirvió en el sistema de seguridad del Estado, convirtiéndose en un profesional de primer nivel. La prensa lo apodó «la desgracia de los espías».

El coronel participó en importantes operaciones de rescate de rehenes, entre ellas una operación en Tbilisi, Georgia, en 1983. «Estando al frente del ataque, desempeñó un papel clave en la liberación de los pasajeros de un avión de pasajeros secuestrado por una banda de terroristas armados», reza el mensaje de la asociación.

Los miembros de Alfa no solo neutralizaban terroristas, sino también se encargaban de detener a agentes peligrosos de los servicios de inteligencia extranjeros, incluida la CIA estadounidense. «As de la labor operativa, fue el jefe del grupo que, a mediados de la década de 1980, llevó a cabo la captura de varios espías y traidores», agrega la asociación.

Entre los traidores que trabajaban para EE.UU y fueron detenidos bajo el liderazgo de Záitsev figura Adolf Tolkachiov, ingeniero jefe de diseño del Instituto de Investigación de Defensa de Ingeniería de Radio (el principal instituto del Phazotron–NIIR, especializado en la fabricación de elementos electromagnéticos). A lo largo de varios años, entregó a la CIA información secreta sobre los avances del sector aeronáutico soviético.

Otro de los detenidos fue el general de división de la Dirección Principal de Inteligencia (GRU) Dmitri Poliakov, quien entregó a los estadounidenses datos sobre unos 1.500 oficiales soviéticos y unos 200 agentes de nacionalidad extranjera.

Casi todos los capturados por Záitsev, incluidos Tolkachiov y Poliakov, fueron fusilados por orden judicial por los crímenes cometidos.

Además, el coronel desempeñó como comandante misiones de combate en un Afganistán devastado por la guerra.

Asimismo, Záitsev fue un excelente atleta, que se convirtió en múltiple campeón de la oficina central del KGB en artes marciales orientales y alcanzó el nivel de Maestro de Deportes de la URSS en tres disciplinas.

En 1979, se graduó de la Escuela Superior del KGB. Su contribución personal a la seguridad de la patria fue reconocida con la Orden de la Bandera Roja, la Estrella Roja y la Orden Por el Valor Personal, además de numerosas medallas. Asimismo, fue empleado honorario de la Seguridad del Estado.

Tras jubilarse, se consagró como estadista y trabajó como asistente del presidente del Gobierno de la Federación de Rusia para el bloque de poder entre 2000 y 2004.

Durante muchos años, el militar dirigió el Fondo de Apoyo a las Unidades Antiterroristas de los organismos de seguridad Antiterror y fue vicepresidente de la Asociación Internacional de Veteranos de la Unidad Antiterrorista Alfa.

Zaitsev también presidió el Comité de Medios y Comunicaciones de Masas de la Asociación y fue miembro del Consejo Público del periódico ruso Spetsnaz, donde publicó numerosos artículos.

«El recuerdo eterno de Vladímir Nikolaevich Zaitsev permanecerá para siempre en nuestros corazones», resume la asociación.

Si quieren saber más historias de este tipo, pueden escucharlas en el pódcast ‘Huellas Rusas’, disponible en la mayoría de las plataformas.