Michael Conforto llegó a los Dodgers de Los Ángeles con el cartel de All Star y un contrato de 17 millones de dólares por una temporada de MLB, pero su rendimiento está lejos de justificar la inversión. El jardinero zurdo de 32 años no ha podido encontrar ritmo con el madero y su bajo aporte ofensivo ya genera dudas dentro de una organización que no suele tener paciencia con quienes no rinden en la élite.

En 48 juegos y 182 apariciones en el plato, Conforto apenas batea para .163, con solo dos cuadrangulares y seis carreras empujadas. Son números difíciles de sostener en un equipo como los Dodgers, donde la competencia interna y la exigencia son constantes. A pesar de su experiencia, el ex de los Mets y los Gigantes de San Francisco no ha sido capaz de encender el bat y la presión comienza a apretar.

Según reportes citados por Dodgers Nation, el cuerpo técnico ya estaría evaluando opciones internas para reemplazarlo, considerando que hay prospectos listos para tomar ese lugar en el outfield. El bajo rendimiento de Conforto lo coloca como el eslabón más débil en un jardín que ha sido clave en el éxito reciente del equipo. Su defensa ha sido promedio, pero en una alineación plagada de poder, su falta de producción no pasa desapercibida.

Conforto fue una apuesta a corto plazo, de esas que suelen hacer los contendientes en busca de profundidad y experiencia. Pero cuando no se producen resultados rápidos, la ventana se cierra. Su historial y su paso como All Star no son suficientes si no responde a tiempo, y en Los Ángeles no hay espacio para esperas largas.

Aunque todavía queda temporada por delante, el tiempo corre. Conforto necesita despertar pronto si quiere conservar su lugar en el roster de un equipo que no se tienta el corazón al tomar decisiones. Su nombre pesa, pero su bate está frío. Y en los Dodgers, eso podría costarle muy caro.