El nuevo Barça de Pere Romeu está todavía por engrasar. La derrota en Manchester ante el City fue preocupante, más por la imagen dada en el primer tiempo que por el resultado. Lo grave es que las pájaras y la falta de intensidad de los primeros tiempos se han ido repitiendo. En los tres últimos encuentros: ante Madrid CFF, City y Espanyol, el Barça llegó al descanso por detrás en el marcador. La autocomplacencia de haberlo ganado todo la pasada campaña o la tranquilidad de saberse muy por encima de las rivales, las hace jugar con dos marchas menos de intensidad y con una velocidad de balón mucho menor de lo habitual. La voracidad en el área, menor que antaño.

Parece mentira, por ejemplo, que en el derbi ante el Espanyol, Vicky López marrase dos ocasiones tan claras en el área pequeña, sola ante la portera. De haberlas materializado, el análisis sería distinto. Si hubiese VAR, el Madrid CFF tampoco se hubiese puesto por delante en el marcador. Pero por H o por B, el Barça tiene que ir a remolque y meter el turbo para las remontadas en el segundo tiempo. El comentario puede parecer absurdo si ves que, en los tres últimos partidos de Liga, le metes 10 al Granada, 8 al Madrid CF y 7 al Espanyol. 

¿La mejor noticia en el derbi? Que cuando entró Alexia en el descanso, junto a Pajor y Graham, para lograr la remontada, vimos de nuevo la mejor del mundo en su mejor forma. Alexia se puso el equipo a la espalda, metió dos goles rápidos, le anularon otro que era legal, y dio una asistencia mágica que certifica que la mejor ha vuelto. Atrás queda la grave lesión, la recaída y muchos meses de sufrimiento. Gran noticia para ella, mejor para ella. Con Alexia pletórica, la vida es más fácil.