¿Divertirse para ganar o ganar para divertirse?, por Ignasi Taló

Espuelazo Puro
En Estados Unidos el 70% de los niños abandonan el deporte antes de los 13 años. La mayoría dicen que es porque no se divierten. En España no andamos lejos de estas cifras.
Amanda Visek, profesora de la George Washington University, realizó un profundo estudio sobre qué entendían los niños por diversión en el deporte. Preguntó a 142 jugadores de fútbol de entre 8 y 19 años qué aspectos hacían que el deporte fuera divertido. De sus respuestas extrajo 81 motivos, que ordenó y clasificó en 11 dimensiones que representó gráficamente en un mapa. Las tres dimensiones más importantes fueron esforzarse al máximo, una buena dinámica de equipo y la actitud positiva del entrenador.
De los 81 motivos que hacían que el deporte fuera divertido, ganar aparecía en la posición 48. Para los niños había 47 motivos más importantes que ganar.
Divertirse es un concepto poliédrico, tiene muchas caras, la mayoría relacionadas con el esfuerzo, la mejora, el aprendizaje y crecer como equipo. Divertirse no tiene que ver con la falta de exigencia o hacer solo lo fácil y agradable.
Un tema importante es que la diversión no es algo que venga forzado desde fuera de los niños, sino que surge de su conexión personal con el deporte. Tampoco es una recompensa frívola por ser bueno. Es un estado en que el deportista siente que se le ayuda a aprovechar al máximo sus habilidades.
Otra conclusión es que la diversión está en el proceso y no tanto en el resultado. Vincular divertirse con la victoria es un error. Esto lo deberían entender los padres, que con demasiada frecuencia relacionan diversión con victoria cuando para los niños no es así.
Los mapas de diversión del estudio de Visek indican que para los niños es divertido tener a los padres animando, pero no de cualquier manera. Hay niños que prefieren el silencio, que les facilita estar concentrados y tranquilos, otros prefieren que sus padres feliciten las buenas acciones del equipo. Quizás muchos padres se sorprenderían si preguntaran a sus hijos cómo quieren que se comporten en la competición. No olvidemos que los niños son los auténticos protagonistas y quienes se tienen que divertir.
La diversión es también la base del progreso del deportista. Así lo resume Simone Biles, gimnasta estadounidense ganadora de 41 medallas entre juegos olímpicos y campeonatos mundiales: “Cuando estoy sonriendo y divirtiéndome doy lo mejor de mí”. Cuando uno se divierte, genera confianza, y esta facilita la mejora. Biles cuenta en su biografía una anécdota muy ilustrativa: en uno de sus primeros campeonatos importantes, tuvo una mala actuación. Fruto de esta experiencia, visitó a un psicólogo. “¿Por qué haces gimnasia?”, le preguntó. “Para divertirme”, respondió la joven Simone. “¿Y te divertiste en el campeonato?”, prosiguió el psicólogo. “No”, respondió Biles. Y el profesional concluyó: “Ahí tienes la respuesta”.
Empezamos a hacer deporte por diversión, seguimos haciendo deporte por diversión y se llega a la élite por diversión, porque divertirse facilita el rendimiento.
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