No hay manera de ganar. Una Real diferente, llena de novedades, que recuperó el gol con su primera y buena versión, vuelve a regalar la victoria con dos errores groseros que pudieron significar una derrota si no fuera por la mano de Remiro, y empata en Niza mientras prioriza, en parte LaLiga. No sirvió el golazo de un muy mejorado Barrenetxea. Esa fragilidad cometiendo errores mermó la confianza y el juego del equipo para una segunda versión pobre y miedosa que logró preservar el punto en el estreno europeo.

Ocho cambios y cinco atrás

Imanol planteó una revolución, priorizando el duelo liguero del sábado. Ocho cambios, modificación de esquema otra vez, dos jugadores del filial y nueve canteranos en el equipo. Recuperaba un viejo recurso como el 5-3-2 para igualar fuerzas con el dibujo de los locales y ponía de titulares a Odriozola, Brais, volviendo de lesión, Barrene, Marín o Jon Martín, que venían de no jugar nada en Valladolid. Los cinco fichajes del verano y gente como Becker, Kubo o Turrientes, en el banquillo. Sergio Gómez, Aguerd, Turrientes o el nipón se quedaron sin ningún minuto pensando en el Valencia, sin duda.

Un correcalles aceptado

Puede ser que ambos técnicos lo esperaran, dados los onces y, sobre todo, la actitud de los jugadores en la primera parte. Fue un correcalles sólo detenido por un arbitraje extraño en los minutos posteriores al 0-1. Sonaba raro eso de jugarse el partido a golpes cuando la Real llevaba 450 minutos sin meter y el rival venía de anotar ocho, pero la Real supo competir así y fue muy superior, gracias a un Barrenetxea excelso, inspirado y activo, que conectó bien con Brais y Oyarzabal.

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El Niza se acercó primero por medio de Moukoko, con disparo cruzado fuera y la defensa de la Real, sobre todo en los despejes, no transmitió total seguridad, pero los de Imanol domaron a los galos. Robaron alto, movieron con criterio el balón ante la verbena defensiva local y generó acciones de mucho peligro. Oyarzabal no estuvo fino y de ahí que la Real no se fuera con ventaja al descanso. Falló un control claro en un pase de gol de Brais, también se le fue el balón en un espectacular envió cayéndose de Barrenetxea, en ventaja, y falló un pase claro al ‘7’ tras un gran pase largo de Pacheco. El ‘10’ se movía perfecto pero ejecutaba mal.

Barrene avisó en el 15’, con un jugadón individual con robo, regate, conducción y pase, también temple, para dejar atrás para Marín, que disparó fuera, desviado por un defensa. Y en la siguiente llegó el premio. La Real apretó arriba, robó el balón el ‘7’, que encontró a Brais, se fue, volvió a recibir con campo abierto y lanzó un zapatazo desde la frontal para adelantar a la Real y cortar la sequía del equipo, y la suya. Los txuri urdin trataron de parar el partido pero ya lo hizo el árbitro por ellos, con amarillas raras e innecesarias. Siguió dominando la Real, que se acercó al segundo con un disparo desde la frontal de Odriozola, activo, que ya había rematado antes de cabeza un centro de Aihen. Hacía daño la Real con espacios.

Otros dos errores groseros

Pero la Real este año regala goles, y volvió a hacerlo justo al filo del descanso. Aihen despejó de manera incomprensible, al medio y sin levantar el balón, y Rosario empató el partido con derechazo raso tras ese rechace. Y con Odriozola y Zubimendi amonestados.

La segunda mitad fue diferente en cuanto al ritmo y el dominador, que fue el Niza, pero sí empezó como acabó la primera, con un regalo realista. Pacheco, de manera incomprensible, agarró a Dante y el VAR avisó a Krogh. Penalti claro y otro error a la lista. Menos mal que apareció Remiro con un paradón salvador, abajo, al intento de engaño de Guessand, que cuajó un partido terrorífico en las ejecuciones.

No le gustaba a Imanol lo que veía y empezó con cambios. Primero uno triple hombre por hombre, con la vuelta de Javi López por Aihen, Aramburu por el amonestado Odriozola y retirando a Barrene y no a Oyarzabal para aprovechar a Becker al espacio. Luego Sucic por Brais y por último Oskarsson. No mejoró la cosa. Faltó contundencia al final y el Niza estuvo cerca de ganar el partido, pero no lo hizo. La Real acabó con tres jugadores con dorsal del filial y sacó un punto sufriendo, pero sigue sin ganar.

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