Esta noche visita el Estadi Olímpic el equipo quizá con mayor ‘personalidad’ de la Liga, fiel reflejo de un estilo entre el teatro (del malo), algo de fútbol y poca ética. Un mejunje que perdura porque los árbitros lo consienten.

El arquitecto del artilugio es Pepe Bordalás, que ha sabido adiestrar a sus discípulos en todo tipo de triquiñuelas, comenzando por las rutinarias pérdidas de tiempo y lesiones fingidas con el marcador favorable. En una liga seria, como la Premier, donde no se admiten listillos de baja estofa, no tendrían cabida. Aquí, ya lo ven.

El repertorio es variado. Magnificar los contactos para impresionar al árbitro y pescar una falta o quizás una tarjeta a un rival; revolcones aparatosos sobre todo en el área; gritos para acompañar un dolor inexistente; acoso múltiple a colegiado, etc. Otra treta es descentrar a las estrellas rivales a base de codazos y/o puntapiés sibilinos para provocar su expulsión, como le ocurrió a Raphinha hace un año. Más: el codazo a la boca del estómago era la especialidad de Damián, siempre con el colegiado de espaldas. ¿Recuerdas Lewandowski?

Día histórico fue el 17/10/2020 cuando Nyom cometió nueve faltas, nueve, y fue amonestado en la octava, tras patear a gusto a Dembélé y Ansu. Adivinen el árbitro: en efecto, Soto Grado. Que se preparen, pues, Lamine y compañía que esta noche probarán el fútbol macarra (sinónimo de agresivo, vulgar y de mal gusto), aunque fuera de su Coliseum no se atrevan tanto. Dicho todo con el respeto que se merecen la entidad y sus seguidores. Pero, por indignación contenida, tenía que soltarlo.