Se tuvo que poner el guion del partido en plan ‘noche de terror’ para que el Real Madrid, atascado en lo que fue la mejor actuación de la temporada, completara una de sus remontadas ante un meritorio Espanyol. 

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Y es que hasta el 0-1 del conjunto perico, los blancos lo intentaron por todos los medios -tierra, mar y aire- pero fueron frenados por un gran Joan García que, lo que es el fútbol, terminó por llevarse cuatro goles del Bernabéu. 

Pero es que el Real Madrid, ya se sabe, es el mejor en un tiroteo. Tiene muchas armas y si por lo que sea, la que se presupone la mejor, la de Mbappé, se encasquilla (hasta cinco disparos a puerta hasta que acertó con el penalti) aparece Carvajal desde el lateral derecho, o Rodrygo o Vinicius que desde el banquillo aportó un gol y una asistencia, mucho más que en sus anteriores encuentros. 

Y así fue como frenó el equipo blanco la revuelta del Espanyol. A base de golpes. De pegada. Pareció esperar a verse por detrás en el marcador para actuar. 

«A la afición le gusta más ganar que jugar bien», decía Ancelotti esta semana y es verdad. Ahora bien, la duda está en si anoche se jugó bien porque se goleó o se goleó porque se jugó bien. Parece más la segunda opción pero hasta que no venga un rival del mismo peso que el Real, seguirá sobrevolando la incertidumbre sobre la capital.